La intervención parte de las premisas del cliente de volcar la actividad de la vivienda a la gran terraza, con vistas a Torrespaña, así como la búsqueda de la conciliación de la vida doméstica con el teletrabajo.

Un nuevo espacio central ordena la composición de estancias, relegando al fondo de la crujía los dormitorios secundarios y los baños para ceder el protagonismo al dormitorio principal y la zona pública.

Nueva centralidad del espacio doméstico

Este espacio central responde, de forma contemporánea, a los requisitos actuales de conciliación de trabajo y vida en el hogar. Una pecera flexible, que permite una doble condición doméstico-laboral en el núcleo de la intervención.

En su estado de total permeabilidad, es un encuentro de circulaciones y visiones cruzadas, permitiendo la disolución del límite entre el ámbito doméstico y el trabajo en casa. Un gran circulo potencia la conexión diagonal de todas las estancias de uso público de la vivienda, entendidas desde el acceso como un único espacio continuo.

Para un uso más privativo, las cortinas acústicas y aperturas laterales practicables permiten dotar de la privacidad necesaria a este espacio cuando la situación lo requiera, convirtiendo la actividad laboral en una caja estanca e independiente al espacio doméstico.

Espacios neutros, notas de intensidad

Una matriz de objetos, colocados de forma estratégica, intensifican los usos de la vivienda. Grandes muebles fabricados a medida marcan el tránsito de los espacios más privados a los más públicos de la misma.

Los objetos, con una potente presencia, destacan por su materialidad (espejos, microcemento y piedra Campaspero) y su geometría rotunda (gran círculo, encimera en T). Articulan y cualifican los espacios de la vivienda, caracterizados por su neutralidad de tonos y el cuidado detalle de sus encuentros.